Caminando sola por la calle me di cuenta de que todo era gris, de que no había color por ningún lugar, entonces, quise llorar.
Me senté y una angustia me invadió el corazón, quise gritar pero en vez, me agarre con la mano derecha, la muñeca izquierda. Sentí las cicatrices y me clavé las uñas con fuerza, mis uñas largas, filosas y pintadas de negro atravesaron mi primer capa de piel, pero no sangre, así que las clavé más fuerte. La capa que cubría mis lastimaduras más recientes saltó y sentí la presión de mi sangre entre mis huellas digitales. Aparté mi mano de la muñeca y sin mirar saque una carilina, me envolví la muñeca y despues de un rato la tire.
Saqué un espejo de mi cartera, me arregle el pelo, los ojos, guarde el espejo, me paré y seguí mi rumbo a ningun lugar.
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